Edición 2015

Ya ha transcurrido un año desde que iniciamos con gran entusiasmo la desafiante tarea que implicaba poner en marcha este Anuario. Parecía en aquel entonces muy ambicioso pretender constituirnos en una publicación de referencia que, a la vez, generara un espacio especializado para reunir aportaciones académicas. Pero nos hemos esforzado por suscitar análisis, reflexiones sobre jurisprudencia y recoger propuestas que de alguna forma enriquezcan el debate sobre los temas de propiedad intelectual en nuestro país.

Obtuvimos una gran acogida con nuestro primer número, logrando el apoyo de todos los sectores relacionados con la materia a nivel nacional. El ANUDOPI ha llegado a universidades y organismos internacionales, llevando nuestro acervo jurídico a otras latitudes, lo que nos ha abierto puertas para lograr la incorporación de contribuciones internacionales que facilitan el estudio de la propiedad intelectual en el ámbito del derecho comparado.

En esta segunda edición fortalecimos nuestros aciertos y realizamos oportunas rectificaciones para cumplir con criterios que elevan la calidad de las publicaciones. Esto nos permite adherirnos a los catálogos utilizados para medir la calidad de las investigaciones científicas de los países. Con nuestra indexación, no solo logramos mayor difusión del Anuario, sino que estaríamos sumando al capital intelectual de la República Dominicana. Estos cambios implicaron la creación de un Consejo Editorial, un Comité Asesor y el desarrollo de una nómina de evaluadores externos a nuestra institución con vasta experiencia en los temas de propiedad industrial y de derechos de autor, con lo que cumplimos con el sistema de arbitraje para la selección y aprobación de los artículos.

El número que presentamos recoge ocho artículos agrupados en tres secciones: Estudios, Jurisprudencia seleccionada y comentada, y Actualidades. Se inicia con Pedro Féliz Montes de Oca, que aboga por una justa reparación de los daños morales a la personalidad del autor, que, dado su carácter subjetivo, puede resultar compleja de cuantificar. Le siguen Marcos Peña y Brenda Recio, quienes tratan sobre la aplicación del plazo de vigencia de las patentes en la República Dominicana, pues las solicitudes anteriores a la entrada en vigor del DR-CAFTA no podrán beneficiarse de la figura de la compensación. Orietta Blanco resalta la controversia creada al determinar qué tribunal es competente para resolver los recursos de apelación contra las resoluciones emitidas por el director de la ONAPI, y apoya una reforma legislativa que aclare las dudas que persisten sobre su competencia. Leticia Caminero, por su parte, aborda el tema de los videojuegos en el contexto de la propiedad intelectual y las nuevas tecnologías. Desde Colombia, Zoraida Fonseca relata la experiencia colombiana en las solicitudes de marcas a nivel internacional después de la adhesión al Protocolo de Madrid, que permite un único registro y tiene efecto de inscripción en diversos países. Y, desde España, el profesor Pedro de Miguel Asensio nos ilustra sobre los aspectos internacionales del derecho de autor con referencia a la aplicación del Convenio de Berna y los Acuerdos ADPIC, a partir de la perspectiva europea.

Entre las distintas contribuciones destaca en este número la sección de Jurisprudencia seleccionada y comentada, asumida por Edwin Espinal, miembro de nuestro Consejo Editorial, quien proporciona una valiosa recopilación de sentencias caracterizadas por su relevancia en los aspectos normativos y procesales. Por último, en la sección de Actualidades, que recoge notas informativas breves, María del Pilar Troncoso escribe sobre la creación de la Asociación Interamericana de Propiedad Intelectual (ASIPI) a propósito de su 50 aniversario. Aprovechamos para felicitarla, pues tomará posesión de la presidencia de esa entidad en este año, con lo que será la primera dominicana y la primera mujer que asuma esa posición.

Queremos agradecer a nuestros autores por compartir sus reflexiones fruto de sus experiencias e investigaciones. Al equipo de la Editorial Funglode, por el arduo trabajo de revisión que conlleva la edición del Anuario. A nuestros expertos, por sus atinadas sugerencias, y a nuestro Consejo Editorial por su compromiso, dedicación y apoyo incondicional. Finalmente, damos las gracias al principal autor, Dios, quien hizo al herrero «que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra» (Isaías 54:16). Como herreros, pretendemos soplar esa chispa para seguir inspirando obras que registren nuestra cultura jurídica.

Ana Carolina Blanco Haché
Editora

Publicado: 2015-08-01